¿Por qué el monje José de Batopedi nos sonríe desde la eternidad? (Ισπανικά, Spanish)
1 Σεπτεμβρίου 2009
Nota del traductor: la comunidad monástica de la Santa Montaña es el centro espiritual de la Iglesia Ortodoxa Oriental. Se compone de 20 monasterios ortodoxos organizados como un estado autónomo dentro de la república griega. Aunque situada en una península, la comunidad es solamente accesible por vía marítima. Lo que aquí se narra acaeció en el Monasterio de Batopedi de esa comunidad, en el mes de julio del 2009. El adjetivo “Anciano” se utiliza aquí, a la manera griega, como un título honorífico.
Honorable Sr. Papanikolaou:
Unas horas después de la cristiana sepultura dada al Anciano José, usted publicó en su sitio-web un artículo titulado El Funeral del Beato Anciano José de Batopedi – Una Sonrisa desde la Eternidad, describiendo en pocas palabras el evento con la ayuda de varias fotos.
La foto del Anciano en reposo, quien sonríe no solamente con sus labios mas con toda la expresión de su rostro, ha causado una gran impresión entre muchos, evidenciado por los artículos y comentarios en numerosos sitios-webs.
A lo largo de la vida algunos ya habrán visto rostros de personas fenecidas con un “brillo” especial, con una expresión de paz, pero nunca con una sonrisa. Por un lado, los padres espirituales dicen que el momento de morir es un momento de horror para el agonizante. Por otro lado, leemos en el libro de los Dichos de los Padres del Desierto que, en su humildad, los más avanzados de entre ellos nunca bajaron la guardia antes de entrar a la vida eterna en donde estarían ya fuera de peligro.
Se sabía que el Anciano José sufría de un problema cardiaco mayor y que estaba bien debilitado por su enfermedad. ¿Cómo es entonces que reposó sonriendo?
Esta es la respuesta: el Anciano José no reposó sonriendo, sino que sonrió después de reposar.
Compartimos aquí los sucesos después de haber conversado con algunos de los padres del monasterio.
Los dos monjes que estuvieron al lado del Anciano José hasta el último momento, se apresuraron a notificar al Anciano Efraín y al resto de los padres del reposo del Anciano José, sin haber notado que dejaron el cuerpo con su boca entreabierta.
Los monjes asistentes amortajaron el cuerpo del anciano José con su manto monástico, según la costumbre establecida. El proceso incluye zurcir el manto, cerrándolo sobre su rostro y cuerpo con puntadas a lo largo del manto, un procedimiento que tomó 45 minutos. Finalmente, los asistentes recortaron la tela que cubría su rostro – también de acuerdo al orden previsto – y al descubrirle encontraron al Anciano como todos lo vemos ahora, sonriente.
¿Les habría escuchado y concedido este pequeño favor para no hacerles sentirles mal? Ó, ¿habría sido porque quería darnos una señal para dejarnos saber el estado en que se encontraba ahora?
La sonrisa del Anciano José de Batopedi es el primer evento sobrenatural acaecido tras su reposo, algo que ha servido de gran consolación para todos.
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